Para tratar de construir la historia del Departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad Federico Técnica Federico Santa María, hay que remontarse a 1932 cuando se inaugura la Colegio de Ingenieros José Miguel Carrera, que contaba con un primer año para bachilleres en matemática.
En esos años, lo que hoy se conoce como Universidad era la Fundación Santa María, que se había formado el 27 de abril de 1926, para procurar la formación integral de alumnos, considerando la excelencia académica en la enseñanza profesional, científica y humana, fundándose tanto en los valores universales del hombre como en la responsabilidad social de los mismos.
No fue hasta mediados de los años treinta cuando la Fundación adquirió por Decreto Supremo N° 3048 la calidad de Plantel de Educación Superior y pasa a denominarse Universidad Técnica Federico Santa María.
Hasta ese momento, en nuestro país solo existía Ingeniería Química en la Universidad de Concepción y en la Universidad de Chile. Luego, fue la UTFSM que creó las áreas de Ingeniería Mecánica, Eléctrica y por supuesto, Ingeniería Química
En las primeras décadas, la enseñanza estaba centrada en los procesos y plantas industriales como un todo, con un fuerte énfasis del área química. Luego, en los años cincuenta y sesenta, se comenzó a sistematizar el conocimientos de la ingeniería de procesos a nivel mundial, especialmente en Estados Unidos, y en particular aparece el ordenamiento de las operaciones unitarias, la mecánica de fluidos, la transferencia de calor y la transferencia de materia, entre otras.
En esa misma línea de desarrollo, se profundizó sobre los fenómenos de transporte, que junto a la termodinámica, la cinética de procesos y el diseño de reactores, comenzaron a delinear lo que es hoy en día la estructura esencial del currículo del ingeniero químico.
Fue hacia fines de los años sesenta y comienzos de los setenta cuando se incorporan nuevas materias y herramientas de cálculo. El incipiente desarrollo tecnológico de la época, permitió la introducción de la computación análoga y luego la computación digital, facilitando de gran manera el trabajo de investigación de académicos y estudiantes. Todo lo anterior, también permitió la profundización en el estudio de la dinámica y el control de procesos.
En la década de los setenta, el actual departamento era la Sección de Ingeniería Química, que pertenecía a la Facultad de Química y Metalurgia de esos años. Junto con química, dicha facultad contaba con las secciones de termodinámica y metalurgia.
Fue durante esa convulsionada época, exactamente en 1969, que Alejandro Livingston Bianchi llegaría a la sección para generar la transformación más profunda en la orientación de la carrera de Ingeniería Química.
El “Gringo”, como fuera cariñosamente conocido, llevó la ingeniería a la Facultad de Química, en lo que sería el primer acercamiento para el nacimiento del Departamento de Procesos Químicos; hoy llamado Departamento de Ingeniería Química y Ambiental.
Alejandro Livingston aportó una visión diferente de la Ingeniería real a la Facultad de Química de la USM, ya que lo hizo desde su práctica profesional, su práctica privada. Esta actividad transformó la visión de la química clásica, incorporó la empresa, la industria, los costos y la realidad industrial a la enseñanza. Su plan estratégico, su plan personal, fue impulsar en forma compulsiva a los profesores a desarrollar su postgrado en el extranjero en países desarrollados, lo que ha redundado en el nivel de la docencia y la productividad de sus profesores.
Livingston dedicó su vida a una intensa actividad en la Universidad y su profunda vocación lo llevó a desempeñar varios cargos docentes y directivos. En 1973 fue nombrado decano de la Facultad de Química, donde permaneció durante seis años. Posteriormente, en 1981 ocupó el cargo de Director del Departamento de Procesos Químicos y Ambientales y en 1990 fue nombrado decano de la Facultad de Ingeniería.
“El “Gringo” era un ingeniero químico de los clásicos. Su formación y capacidad le bastó para merecer la más alta calificación dentro de la carrera y para, posteriormente, ser nombrado Profesor Emérito de la Institución, la más alta distinción que puede recibir un académico”, señalaría Adrián Rojo durante una ceremonia de homenaje posterior a su muerte el 17 de diciembre de 2010.
Durante los años setenta, la estructura académica de la Universidad Federico Santa María cambia y se forma el Departamento de Ingeniería Química.
En los 80, con la incorporación del área de Bioprocesos se pasa a llamar, Departamento de Procesos Químicos, posteriormente Departamento de Procesos Químicos, Biotecnológicos y ambientales.
Todas estas modificaciones y ajustes han permitido que hoy exista el Departamento de Ingeniería Química y Ambiental, que se imparte en Casa Central, en Valparaíso, y en el Campus San Joaquín de Santiago.
Actualmente, el IQA cuenta con un cuerpo académico de alto nivel, con postgrados en las mejores universidades; muy heterogéneo (de distintas carreras y universidades de origen) y con amplia experiencia en la industria. Además, existen laboratorios que permiten replicar la mayor parte de los procesos industriales afines, y que se usan en buena parte de los ramos.
El mundo ha cambiado a un ritmo acelerado en las últimas décadas. Los avances en tecnología de todo tipo han permito mejorar significativamente las condiciones de vida de la mayor parte de los siete mil millones de seres humanos en el planeta. No obstante, la realidad actual también indica que se están consumiendo los recursos naturales a una tasa muy superior a la que se generan (renovables) y más allá de lo que es razonable pensando en las futuras generaciones (no renovables).
El principal desafío que existe entonces como especie, es seguir mejorando las condiciones de vida de todos, pero usando inteligentemente los escasos recursos disponibles, optimizando la operación de las industrias actuales, desarrollando nuevos procesos que sean más eficientes y que impliquen menor consumo de energía y materias primas (también reciclando), y generando menos residuos en todos esos procesos.
El objetivo central del ingeniero Químico es desarrollar la capacidad para resolver problemas, que normalmente llevan a la transformación de la materia para generar o agregar valor, haciendo uso del conocimiento científico y tecnológico, en un marco ético y compatible con el medio ambiente. El Ingeniero químico conjuga la investigación con su aplicación y busca el aprovechamiento y la optimización de los recursos naturales de preferencia.
Además, como ingeniero de procesos, es posible especializarse en diversas áreas: modelación matemática, diseño de equipos, desarrollo de procesos, supervisión y control de procesos, optimización, desarrollo de proyectos, gestión, administración, etc.
Finalmente, el IQA cuenta con el soporte general, académico, tecnológico y logístico, que implica ser parte de la escuela de ingeniería más grande de Chile, la UTFSM.